Mamber, mamá, ma mére...
"El amor no es una invención; hay una persona que existe objetivamente y que yo necesito". Octavio Paz
Madelaine Peyroux: "La Javanese"
Días atrás, uno de mis duendes me preguntó si los humanos elegimos dónde y cuándo nacer, entre que brazos crecer y hacernos adultos.
Profunda reflexión que, acompañada de una sonrisa, me llevó a hacer el re-cuento del tiempo más allá del tiempo y, como un aguacero lento y manso, recordé cómo mi madre ya me había soñado antes de nacer...
...y cómo me estaba esperando cuando llegué.
Al sentir su calor, tibio aroma de almizcle y pachuli, me abracé a su presencia para siempre...
...y cómo la estaba esperando cuando llegué.
Y supe que era de ella de quien deseaba aprender a sentir la vida, a emborracharme de sueños, a palpitar libertad, a enfrentarme a la injusticia, a gritar rebeldía, a acariciar la belleza, a sonreir a quien amo y olvidar a quien me olvida, a enfrentarme a los miedos, a escuchar y a escucharme, a entregar cómplice incondicionalidad a los amigos, a mostrar fortaleza ante el enemigo, a ser honesta, a repudiar la mentira, a amar, bailar, reir y gozar desde el mismo centro del corazón de cada instante... y a ser quien soy ahora.
No cabe duda.
Elegí ser su hija; eligió ser mi madre.
Y, siempre, volveríamos a hacerlo...
PD: A mi madre. Imprescindible y única.